Vertiginosas paredes conforman el imponente paisaje pétreo de los Beyos
La naturaleza en el Desfiladero de los Beyos
El desfiladero de los Beyos presenta unas características ambientales muy precisas: pendientes imposibles, escaso suelo sobre el que enraizar, afloramientos de caliza casi permanentes y unas particulares condiciones climáticas.
La escasa altitud, la casi permanente umbría que caracteriza los tramos más profundos de la entalladura y el viento que se acelera en el desfiladero, potencian la convivencia de especies estrictamente atlánticas con otras de marcado carácter mediterráneo como encinas, laureles, madroños, majuelos, romeros, etc., que se desarrollan literalmente colgados de las paredes y cantiles más altos, mientras que bosquetes de tilos, nogales, olmos y fresnos buscan la frescura y el escaso suelo que se acumula en las canales y bajo los pedreros.
En lo más profundo de la garganta se multiplica el número de especies que compiten por un suelo en el que hundir sus raíces.
Vida en vertical
Se desarrollan también con profusión lianas y otras plantas trepadoras como hiedras, clemátides y madreselvas que llegan a tapizar paredes enteras.
Los paredones calizos, verticales y umbrosos del Desfiladero de los Beyos constituyen uno de los medios naturales más singulares del Valle de Sajambre y el hábitat de numerosas especies muy interesantes y altamente especializadas como la Petrocoptis pyrenaica, que crece donde la roca permanece seca.
Las abundantes fisuras y oquedades que ofrece la caliza son aprovechadas por comunidades de helechos como Asplenium ruta-muraria o Ceterach officinarum, que se enriquece con musgos y hepáticas en las zonas donde se incrementa la humedad.
En las rocas rezumantes crece la titiraña Pinguicola grandiflora, una planta carnívora que, para suplir sus deficiencias nutricionales, captura insectos. Sus hojas tienen un potente efecto laxante tradicionalmente empleado para tratar el ganado, aunque a veces, los chavales de la comarca hacían la broma de machacar las hojas y añadirlas a la bebida, con la molestas consecuencias que ello tenía para el damnificado…
El Albornio (Arbutus unedo)
El madroño o albornio, como se conoce en el Valle de Sajambre y en gran parte de León, es una de las especies más genuinamente mediterráneas. Prospera en el Desfiladero de los Beyos gracias a la termicidad y a la escasa altitud.
Sus frutos, muy dulces, son consumidos por melandros, zorros, osos e incluso lobos, que contribuyen de esta forma a la dispersión de sus semillas. El fruto muy maduro contiene una pequeña cantidad de alcohol que puede emborrachar al ganado y a la fauna silvestre si es consumido en grandes cantidades.